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BarrancoLos clubes de montaña han sido desde su origen el espacio donde los noveles han podido aprender y progresar en las distintas modalidades deportivas de la mano de los veteranos. Para ayudar a que sigan contando con socios formados para guiar con seguridad y enseñar al resto de federados, la Escuela Aragonesa de Montañismo (EAM), integrada en la FAM, ofrece desde hace ya más de veinte años sus títulos de monitor, que capacitan a los alumnos que los superan para realizar estas actividades no como profesión, sino como actividad voluntaria, al frente de las propuestas de los clubes de montaña aragoneses para sus miembros. Así, el pasado día 14, doce montañeros completaron el curso del Bloque Específico de Monitor de Barrancos.

Marcos Broto, instructor de la EAM y vocal de Barrancos de la federación destaca que el primer objetivo es la seguridad en la práctica deportiva y que los clubes puedan organizar excursiones cumpliendo con las exigencias legales, “pero ni somos profesionales, ni lo pretendemos; vamos porque lo disfrutamos y queremos aunar esfuerzos como grupo”.

El curso de monitor de barrancos consta de tres fines de semana, en las instalaciones de la Escuela-Refugio de Alquézar, con un carácter fundamentalmente práctico, en el que los contenidos tienen dos ejes fundamentales: formación en autorrescate y en la metodología de la enseñanza del barranquismo. La meta es que los titulados sepan valorar riesgos y resolver incidentes “evitando las situaciones de peligro” y explicar las técnicas de progresión en barrancos “porque es distinto llevar años barranqueando que enseñar a otros”.

Marcos Broto destaca que es el final de una trayectoria circular que comienza en los clubes, donde voluntarios ya con el título de monitor imparten los niveles formativos previos de iniciación y perfeccionamiento y ayudan a que nuevos aficionados ganen experiencia y avancen como deportistas. Es entonces cuando los interesados pueden optar a cursar el título de monitor en la Escuela Aragonesa de Montañismo, tras superar una prueba de acceso que muestre su preparación, como realizar distintos tipos de nudos o distintas maniobras. Aprobar el curso les permite seguir continuando esta cadena de monitores, siempre como labor benévola.

Los alumnos adquieren competencias para iniciar en el barranquismo, evaluar la instrucción, programar y organizar descensos y mantener la seguridad y buen desempeño de los participantes en la actividad. “Los alumnos suelen pensar que saben más de lo que saben, pero es gente que viene con muchas ganas, por lo que vemos muy buenas evoluciones”, señala Broto.

Así, la formación de monitores de la EAM resalta como una línea importantísima para iniciar y promover la práctica segura de los deportes de montaña con el espíritu solidario que define al montañismo y que también destaca el aspecto social, “uniendo a aficionados con los mismos intereses en un tejido de barranquistas sensatos, responsables, comprometidos y sensibles tanto a la actividad como al medio ambiente”.

 

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